sábado, 12 de diciembre de 2015

CUANDO LA GASTRONOMÍA Y LITERATURA SE UNEN




Por segundo año consecutivo el Club de lectura de la Biblioteca, celebra este encuentro que no tiene otra excusa que reunirnos alrededor de una buena mesa con tintes literarios, y aunque decía Juan Goytisolo que en la literatura española hay pocas descripciones de gula y lujuria porque somos un pueblo que siempre ha comido poco y nuestras letras han tratado más de hambres que de comilonas, la excepción la hemos encontrado en don Miguel de Cervantes.

El toque literario de nuestra mesa tiene como escenario de fondo el patio de Monipodio, donde transcurre gran parte de la novela ejemplar "Rinconete y cortadillo", plasmando un ceremonioso almuerzo propio del siglo XVII.





Figuran los rábanos un aperitivo aún vigente entre nosotros, los alcaparrones, los pimientos, que hacía un siglo que ya estaban introducidos en nuestro país y era algo habitual, los cangrejos seguramente del Guadalquivir, y los camarones posiblemente salados. Las naranjas, tomadas durante la comida y no como postre como es habitual; los limones posiblemente como aderezo, la olla llena de tajadas de bacalao, en el capítulo II de la primera parte del Quijote, Miguel de Cervantes también lo menciona cuando sirven al hidalgo "un pescado que en Castilla llaman abadejo, y en Andalucía bacallao"; el queso de Flandes, aún colonia española. Al almuerzo le hemos añadido el tomate que de origen azteca ya se consumía en España desde los albores del s. XVII y el vino muy presente en toda la obra cervantina. Le seguirá la hogaza de pan de Gandul, una localidad sevillana absorbida por Alcalá de Guadaira cuyo pan goza de mucha fama; y de postre, aceitunas, ese era su sitio en las comidas de entonces, de ahí la expresión "llegar a las aceitunas" equivalía a llegar tarde. De todo ello, como podéis apreciar en la foto, pudimos dar buena cuenta.




Llegó la hora de nuestra tertulia literaria haciendo balance de todos los libros leídos durante el año.




Para construir un ambiente propicio para nuestra tertulia, intentamos recrear la ceremonia del té que se narra en la novela la elegancia del erizo, relatando el primer encuentro entre Renee y Kakuro, en casa de éste; con música de fondo de la ópera Dido y Eneas de Puccini, y con una proyección en pantalla gigante de la película las hermanas Munakata "bañados en dulce penumbra, con la espalda apoyada contra un respaldo mullido, saboreando un glotof y bebiendo un té hirviendo a sorbitos felices". El glotof es un dulce alsaciano (también propio de Austria, Suiza, Bohemia y el sur de Alemania) más conocido con el nombre de kouglof o en alemán gugelhoph. Es un pan dulce, relleno de pasas y adornado con almendras cuya elaboración requiere su tiempo y molde especial para hornearlo, la receta la pude encontrar en el libro un viaje culinario por Francia del autor André Dominé.






"Quizás los japoneses sepan que solo se saborea un placer porque se sabe que es efímero y único, y más allá de ese sabor, son capaces de construir con ello sus vidas"

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