viernes, 13 de noviembre de 2015

REVOLUCIÓN CULTURAL CON BALZAC Y LA JOVEN COSTURERA CHINA



Hacia 1966 bajo la dictadura de Mao Zedong se lleva a cabo en la República Popular China la Revolución Cultural Proletaria, un movimiento social que buscaba la purificación de la ideología comunista, ante el peligro de que sus habitantes se desviarán por caminos contrarevolucionarios. Las medidas que se toman son la destrucción de monumentos históricos, se prohibe la música extranjera e incluso los autores clásicos y cualquier obra literaria sospechosa. Los estudiantes, profesores de Universidad, magistrados, médicos, directivos y todos los intelectuales son enviados al campo a seguir cursillos de reeducación, que no eran otra cosa que trabajos forzados en el campo, paralizando toda la vida cultural y el sistema educativo.

En este panorama transcurre la novela leída en el mes de octubre en el Club de lectura de la Biblioteca de Baena, donde hemos podido conocer un poco más de la historia de este gran territorio.

La historia comienza con dos adolescentes chinos enviados a una aldea perdida en las montañas del Fénix del Cielo, cerca de la frontera con el Tibet, para cumplir el proceso de reeducación implantado. Tienen que soportando unas duras condiciones de trabajo, con muy pocas perspectivas de volver a sus casas (solo lo hacía 3 de cada mil) en unas condiciones de vida infrahumanas. 

 Todo cambia con la aparición de una maleta clandestina llenas de obras clásicas de la literatura universal. Gracias a la lectura de Balzac, Alejandro Dumas con el Conde de Montecristo, Stendhal o Romain Roland con la novela Jean Christophe, los dos jóvenes descubrirán un mundo repleto de poesía, sentimientos y pasiones desconocidas y aprenderán que un libro puede ser un instrumento valiosísimo a la hora de conquistar a la atractiva sastrecilla, la joven hija del sastre del pueblo vecino. Podemos observar frases como ésta: “Hasta entonces, mi pobre cabeza educada y reeducada ignoraba, sencillamente, que fuera posible luchar en solitario contra el mundo entero".

El autor Dai Sijie nos describe la cruda realidad que a él mismo le tocó vivir con un prosa ligera y lineal, casi a modo de fábula en algunos capítulos y ha sido capaz de hacernos sonreír a pesar de la dureza de los hechos narrados, haciéndonos entender  el poder que tiene la palabra escrita y el deseo innato de libertad cuando el individuo conoce otro horizonte.

La cultura puede ejercer un gran poder sobre las personas, influir en su manera de pensar, de ser, de actuar y de sentir.

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